viernes, 20 de junio de 2008

EL WE TREPANTU

Somos del sur....tenemos el invierno en otras fechas...y celebramos el año nuevo junto a los del norte???
Acá una artículo publicado en el diario EL CIUDADANO:
"El cosmos y el universo, la tierra y la naturaleza, las culturas y los pueblos originarios de América del Sur, África del Sur, Australia y otros pueblos, pertenecientes a éste lado del mundo (hemisferio sur), cada mitad del mes de junio pertenecientes al calendario Gregoriano (del hemisferio norte), celebramos el inicio del nuevo ciclo, con el nuevo despertar de la tierra y naturaleza.
En estos días de junio (aprox. entre el 18-al 24 en la madrugada) emergen y brotan desde las profundidades de la tierra, en las vertientes, ríos, mares, en el universo nuevas energías, que permiten la germinación paulatina de nuevas vidas, sueños, desafíos y esperanzas. Para la Nación Mapuche es el we-tripantu, para los Pueblos Andinos Machaq Mara, Inti Raymi o Mosoq Wata y de seguro que los hermanos de los pueblos originarios de Australia y África del Sur, también realizan sus propias celebraciones con sus propios nombres y formas.
Significa que en el planeta o en el mundo, no existe un solo momento del inicio o renovación de la naturaleza, pues es el cosmos es quien determina el ordenamiento de los ciclos de vida en cada extremo del planeta o hemisferios, a través, de la ley u ordenamiento propio de ella, los que permite la renovación de energías y/o fuerzas que emergen desde la tierra dando paso a la procreación, nacimientos y brotes de nuevas vidas. Los pueblos o culturas originarias comprendieron dicha normativa pudiendo estructurar su existencia individual y colectiva en base a los procesos y hechos que acontecen en la naturaleza, con ello pudieron además determinar con exactitud el inicio o renovación de la naturaleza (Año Nuevo) del Hemisferio Sur.
Las celebraciones del inicio del nuevo ciclo de nuestros pueblos en éste hemisferio, data de miles de años, aunque todas se diferencian en sus formas, pues todas dependen de la ubicación o espacios geográficos donde estén asentadas (selva amazónica, altiplano andino, llanuras, norte sur, este o oeste, etc.) pero, lo que no cambia son los contenidos, por cuanto todos y absolutamente todos los pueblos originarios nos regimos bajo el ordenamiento cósmico o ley de la naturaleza. Todas éstas celebraciones tienen sentido y están vinculadas a la renovación e inicio de la vida de los animales, personas, plantas a partir de ésta fecha.
Cuando hemos perdido el sentido y la verdadera relación con la naturaleza es que hemos perdido y confundido el camino hacia la vida. Nos sometimos a vivir bajo la normativa (ley) humana, transformando nuestras vidas en el materialismo, egoísmo, consumismo y nos olvidamos de lo nuestro. Hoy recreamos lo que nos va quedando, pero pocos sabemos el real sentido de nuestras celebraciones y otros confundidos por las religiones occidentales propiciamos el sincretismo en nuestras propias ceremonias espirituales.
Así hoy los hijos de las Tierras del Sur, participamos en un año nuevo que no nos corresponde (1 enero), ni está dentro del ordenamiento del universo, ni de la naturaleza de éste lado del hemisferio. El 1 de enero es la celebración cercana al nuevo ciclo o Año Nuevo de una mitad del planeta correspondiente al Hemisferio Norte. Y la celebración del we-tripantu, Machaq Mara, Inti Raymi o Mosoq Wata, pertenece al sur y es el acompañamiento que hacemos los hijos de la tierra, a nuestros hermanos “la naturaleza” en su regreso a la vida, en su despertar, y emergencia en ésta época.

Amigos y Habitantes del Hemisferio Sur:

Quisiéramos que un día, los habitantes de éste lado del mundo, quienes habitamos “hacia el Sur del Hemisferio”, volviésemos la mirada hacia la madre tierra, hacia la naturaleza, hacia la vida, podría ser la forma de re-iniciar el encuentro con nosotros mismos y con todos los seres que coexistimos en el planeta tierra: los pueblos originarios, los amigos de la sociedad civil de américa, áfrica, australia, blanco, moreno, afro, rubio, gorditas, flaquitas, chicas y grandes.
Quisiéramos también, que un día pudiésemos celebrar colectivamente nuestro propio Año Nuevo, We-Tripantu, Machaq Mara, Inti Raymi o Mosoq Wata. Algo más real, que pertenezca a nuestras vidas, a la naturaleza, al universo.
Razón de ello queremos invitar a todos los hombres y mujeres de América y el Mundo a celebrar el Nuevo Año del Hemisferio Sur, el que se hará efectivo en los próximos días entre el 18 al 24 de junio.
¡Muchas Felicidades!
Para todos los pueblos, culturas y naciones…
Atte.
Armando Marileo Lefio
Ngenpin (Autoridad Ancestral)
Director Escuela de Filosofía, Espiritualidad y Sabiduría Ancestral Mapuche"

FELIZ AÑO A TOD@S........Küme ayiukonpape tüfachi we-tripantu.
(Que comience con alegría este año nuevo)



MANU(el Andres) SANDOVAL (Baros)
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viernes, 13 de junio de 2008

LAS BENCINAS...Y LOS IMPUESTOS

El Petróleo y el dólar se mueven como quieren y en sus precios internacionales no podemos hacer nada....Entonces como enfrentamos sus efectos acá en el país...Con la bencina, el Diesel, la parafina y el gas por las nubes; ver por las noticias que el dólar se esta levantando (como quieren grandes exportadores y lo ha buscado el gobierno) es preocupante. Pero cuando los debates sólo se abordan desde el triunfo cortoplacista en encuestas pre-electorales, se nos nubla un poco el horizonte; y si vemos un poco qué dice la prensa y los medios, ellos sólo se centran en el ya famoso IMPUESTO ESPECÍFICO, un claro indicador que la cosa no debe ser tan así, porque todos sabemos qué interés y quiénes están detrás del 90% de los medios y cuáles son las defensas corporativas que asume.
El Impuesto Específico es un impuesto directo y progresivo (lo paga sólo una parte de la gente y aumenta a mayor nivel de gasto que se hace en ese mercado); que sólo grava las gasolinas y el Diesel (entonces no afecta en el precio de la Parafina, que es el combustible para usa la "gente de menores recursos" para calefaccionar sus hogares) y que más encima se paga (según la ley 18.502 que lo crea) "al tiempo de la primera venta o importación de los productos señalados y afectan al productor o importador de ellos" (o sea los lindos le cargan el impuesto, sin que la ley lo determine, al consumidor final).
La solución de eliminar o graduar el impuesto específico no parece condecirse con el efecto real o que se pregona en los medios (que el combustible; para activar la productividad, movilizar el transporte y calefaccionarse; no sea tan caro) y tampoco parece ser lógico que los que reclaman contra la regresividad y poco equitativa estructura tributaria que tenemos en Chilito. Ya que sólo abaratara la importación y por ende los costos de ese empresario, siendo exclusiva voluntad de ellos reflejarlo en el consumidor final.
La solución (desde mi humilde perspectiva): IVA diferenciado, para combustibles y sectores de la población (si ya lo hicieron con los caminoneros y el impuesto específico)...esta demostrado que el IVA es el más regresivo e indirecto de todos los impuestos (los pagamos todos y de manera independiente de nuestros ingresos, y los que ganan menos pagan IVA por todo su ingreso, los que ganan más, ahorran y hay parte de sus ingresos que no pagan IVA). Pero como el IVA lo descuentan empresarios, al parecer no es tema de preocupación para las autoridades y la elittes.
Esta el fondo de estabilización, que sólo es una medida a corto plazo y que no sabemos si los recursos inyectados duren en esta incertidumbre. Esto porque el Fondo funciona dando créditos cuando el petróleo en yankilandia sube de cierto precio (o sea se va agotando el fondo) y cobra impuestos cuando baja un precio mínimo (o sea se rellena el fondo); ante el alza de precios y el ya anunciado precio de USD$200 que alcanzará más temprano que tarde el petróleo, no podemos decir que esos mil milloncitos alcancen a frenar el precio interno ante sostenidas alzas internacionales.
El crítico economista Hugo Fazio (desde el Cenda) escribió en junio de 2006 un artículo al respecto y comienza diciendo que: "La problemática del impuesto específico a los combustibles debe colocarse en un contexto más amplio, considerando el conjunto de la política tributaria y, en particular, su carácter regresivo".
También cita al Senador Ominami que "ha planteado que lo lógico sería discutir lo elevado de los impuestos indirectos y que los directos son “muy bajos” (22/06/06). Expresó su acuerdo con rebajar el tributo específico si los menores ingresos fiscales se compensasen con un alza de los gravámenes a las utilidades de las empresas. De esta manera mejoraría la estructura tributaria, con mayor razón si este aumento de impuestos se concentra en las grandes empresas. El mejoramiento se produciría en menor escala de bajarse únicamente los impuestos específicos".
Entonces la cosa es clara, repensar el impuesto específico, pero desde la lógica global, es decir de ver qué conseguiremos eliminando o modificando impuestos, y qué pasara con la regresividad de los impuestos y con los ingresos fiscales, ambos temas fundamentales a la hora de responder necesidades y demandas sociales. Yo creo, e insisto, que aumentar la regresividad (inequidad a fin de cuentas) de los tributos y disminuir los ingresos fiscales no es el camino.

MANU(el Andres) SANDOVAL (Baros)
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PD: Agradezco al TATA AGUILAR por incentivar y provocar este artículo
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jueves, 12 de junio de 2008

Desarrollo Económico Local

Creo que más que entender el Desarrollo Económico Local, debemos poder articular las actuales políticas descentralizadoras (y las que deben seguirlas) hacia el objetivo de responder a las necesidades socioeconómicas que el actual modelo económico y productivo no ha podido resolver, o que en algunas oportunidades, ni si quisiera ha identificado o visualizado. Por eso se transforma en un significativo aporte ver en el Desarrollo Económico Local una alternativa en la superación del deteriorado y disímil espacio local que nuestros países poseen.

El desarrollo económico local debe ser el camino a seguir si pretendemos que los procesos descentralizadores generen, además de democracia, el necesario aumento de la calidad de vida de las comunidades locales. En otras palabras; los procesos descentralizadores, en tanto buscan democratizar y aumentar la autodeterminación y autogestión del espacio local, debe necesariamente dar respuesta a las necesidades que la apertura y la globalización provocan en la población, necesidades de índole económico y social, que urgen una pronta, eficiente y consensuada respuesta para que se logre una real profundización democrática y una mayor justicia social. O sea se logre un círculo virtuoso entre democracia, descentralización y desarrollo local.

Aceptamos como un hecho lo expuesto por Alburquerque(1), al señalar que la crisis del modelo de producción fordista ha llevado al redescubrimiento de modelos flexibles de producción que pueden darse en el espacio local. Modelos que ponen el acento en el territorio, la identidad, la diversidad y la flexibilidad que ofrece una lógica no centrada en la gran industria, ya que es imposible analizar las empresas aisladas de su ambiente; y es el territorio el que hoy debe ser la unidad de análisis.

Al asumir que es el territorio nuestro objeto de estudio, estamos aceptando que todos sus componentes (y las interrelaciones que establecen) son hoy factores que incidirán en el desarrollo de la economía del mismo. Es por esto que no es una labor única o independiente de la autoridad local o central; es una tarea y una misión que debe ser asumida por una gestión compartida entre el sector público y privado (el llamado “nivel mesoeconómico” de Alboquerque(1)), donde sea esta alianza la que defina una nueva forma de hacer (diseñar, implementar y evaluar) políticas de desarrollo económico.

¿Cómo podemos buscar o impulsar iniciativas de desarrollo económico local?
Tenemos antes que reconocer los orígenes de este tipo de iniciativas; y nos encontraremos que estas responden a 3 factores (que muchas veces pueden presentarse juntos, pero que no siempre se complementan o articulan los caminos a seguir): crisis que generan tensiones económicas; crisis políticas que generan tensiones por más democracia o espacio de participación; y por reformas institucionales que generan desconcentración y descentralización en el aparato estatal.

Ahora, centrándonos en los criterios y/o elementos que la teoría recomienda considerar para llevar adelante iniciativas de Desarrollo Económico Local, veo (desde la deformada y limitada perspectiva que nos ofrece la administración pública) que el fomentar cambios en las lógicas y capacidades internas del gobierno local debe ser el camino mas inmediato a seguir para que los gobiernos locales y regionales puedan asumir su nuevo rol de animador y promotor del desarrollo económico de su territorio, y que se abandone la exclusiva dimensión asistencialista de las actuales políticas e inversiones sociales gubernamentales.

Esto para que ; como nos dice Rosales(2) en conjunto con las empresas (en sus distintos tamaños) universidades y centros de investigación, la sociedad civil y las ventajas que ofrece la globalización; se orienten los esfuerzos hacia el objetivo que aumente el empleo, los ingresos, la productividad y competitividad del territorio en su conjunto.


(1) “Desarrollo económico local y Descentralización en América Latina”, Francisco Alburquerque.
(2) “Los gobiernos Locales como agentes de desarrollo económico”, Mario Rosales.

MANU(el Andres) SANDOVAL (Baros)
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viernes, 6 de junio de 2008

Democracia y Descentralización del Estado

Jose Arocena (sociologo urguayo), nos muestra de manera sucinta un resumen conceptual del tema de lo “local” y nos propone un abordaje metodológico para entender el debate que en torno a él se genera; además de reconocer que es una problemática de alta contingencia en los países latinoamericanos, y que, abordarlo y tratar de ofrecerle soluciones, se constituye en un verdadero desafío de nuestros tiempos. Es sin duda interesante la introducción histórica y cultural que propone el autor y que justifica la conformación en extremo centralista de la organización político administrativa de los Estados del continente. Afirmando que este modelo organizativo se encuentra, sino en crisis, al menos cuestionado; y creo interesante que a esta centralización institucional (de manera independiente a la forma en que se organizó el estado, en tanto unitario o federal) se le reconozcan ventajas y aportes considerables a los países en cuestión, es el caso de su esfuerzo por distribuir los ingresos y propender a una mayor justicia social.
Cuando aborda la realidad de la organización político-administrativa del espacio local, es decir los municipios, es concluyente en su diagnostico, so pena de sonar alarmista y/o pesimista, reconociendo la debilidad de las instituciones locales y su poca incidencia en la vida de la comunidad. Son instituciones con poca información, limitada a reproducir hábitos, que no consideran la cooperación intermunicipal, con déficit en su recurso humano y financiero, con una dependencia extrema del subsidio del gobierno central, incluso muchas veces, nos encontramos con deficiencias en la prestación de los servicios básicos característicos de los municipios.
El autor reconoce que la “crisis” se da en cuanto la centralización ya no es funcional para el espacio local y su identidad; estas sociedades “no encuentran más los mecanismos que les permiten existir como tales y al mismo tiempo beneficiarse de la centralización”, por tanto surge como un imperativo superar dicha situación, donde se constata que el camino que está en plena expansión, es el tránsito desde lo “cultural” (la identidad local) a lo “económico” (además de propender a una nueva lógica organizativa, se busca incidir en el desarrollo de la comunidad local).
Es fundamental para comenzar a descurtir el tema de la descentralización, que el autor admita que las propuestas descentralizadoras (antes indiscutidas portadoras de democracia y desarrollo) han sido, en los últimos años, blancos de críticas y suspicacias, en tanto a los intereses reales que existen detrás de sus defensores (organismos internacionales, gobiernos de países desarrollados y voceros del neoliberalismo) y los verdaderos efectos que conllevan (liberaría la penetración de capitales multinacionales, acrecentaría las desigualdades, debilitamiento de los mecanismos de defensa de la ciudadanía, etc.).
Todo ello lleva a que sea lógico el debate sobre el tema, considerando además la doble naturaleza de la discusión (al reconocer en la descentralización un factor organizativo e institucional, y otro socioeconómico), y nos orienta sobre una manera que evitará que este debate sea confuso y poco efectivo; esta es reconociendo cuatro ejes conceptuales de discusión, cada una con dos soluciones extremas, dependiendo de la cultura (centralizada o no) desde donde se aborde, fundadas en hipótesis propias y contrarias. Independiente del eje que abordemos, el autor resume que podremos encontrarnos frente a la dicotomía de “dos sistemas de valores netamente diferenciados”: los que valoran la iniciativa (particular, privada) como instrumento privilegiado de todo cambio, y quienes ven el orden el principio racionalizador que asegura homogeneidad social y unidad nacional; dicotomía que en la realidad significa que la organización social es una combinación de orden e iniciativa, donde van variando los énfasis dependiendo del modelo cultural que predomina.
En la última etapa del texto el autor manifiesta que el alinearse bajo culturas descentralizadoras para ciertos ejes no impide aceptar o adherir a posiciones consideradas centralistas en otros.
Nos encontramos ante polémicas muy contingentes: es el caso de la privatización y su, en estricto rigor jurídico, componente descentralizador, ya que ante la crisis del Estado Benefactor en América Latina la privatización es fortalecer la iniciativa privada, el problema es qué tipo de “empresa” es la que resulta fortalecida y si ésta significa diversificar la estructura productiva y que se articule en redes flexibles; algo que en la realidad no siempre es un axioma, la privatización en empresas grandes y monopólicas no significan para nada diversificar la producción ni menos favorece un mayor desarrollo y protagonismo de entidades privadas pequeñas, y tenemos que, al abordar la descentralización sólo como un proceso privatizador, nos encontramos frente a mecanismos que sólo beneficiarán a elites que ya son privilegiadas.
Otra polémica es el modelo democrático que postulamos o buscamos defender con la descentralización y su aporte en la participación ciudadana; es decir, como queremos que se manifieste la mayor participación que trae aparejada la descentralización; buscamos, al aumentar el peso de lo local en la toma de decisiones, fortalecer la representatividad del sistema o fomentar la participación organizada en una nueva concepción de democracia.
Por último se nos presenta la descentralización confrontada con la integración supranacional predominante en el mundo moderno, enunciando que la descentralización no puede desconocer el impulso globalizador de este sistema económico, donde son signos de los tiempos la búsqueda y consolidación de mercados comunes continentales, los cuales requieren de “actores no centrales que comiencen una intensa relación de intercambio entre sí”; ya que superar el freno al desarrollo que implica el modelo “balcanizado-centralista”, en el que se fundaron y crecieron los países Latinoamericanos, requiere de la integración, más que entre gobiernos, de la sociedades civiles de Latinoamérica.
Este ámbito global impulsa un modelo de desarrollo que ha generado, como externalidades negativas, la: exagerada concentración industrial, el “pleno empleo” de todos los medios de producción, la producción masiva, la organización empresarial tayloriano-fordista (relación salarial directa, jornada de trabajo completa, con contrato de trabajo estable; que conlleva a la individualización y segmentación de los trabajadores, dentro de un sistema de producción masiva para un consumo masivo e indiferenciado), la destrucción del medio ambiente y las grandes concentraciones urbanas. A mi parecer, es un imperativo moral discutir, en paralelo a las reformas descentralizadoras y su intensidad, si el modelo de producción y desarrollo en el que nos encontramos es la mejor alternativa posible para cada miembro de la comunidad local. Según esa reflexión podremos saber si lo local se constituirá o no en protagonista de un nuevo paradigma.

MANU(el Andres) SANDOVAL (Baros)
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